domingo, 24 de octubre de 2010

Son las 4:49 de la mañana y nada le describe. Nunca. Nada.

Son las 4:22 de la mañana...
... Y creo que necesito respirar por un momento. Respirar, ¿Qué es eso? Ventilación, vida, suciedad, extravío, escape, poco original, común... esencial. Quien sea especial, que no respire, que fallezca, que desaparezca: porque aquí nadie es especial, somos todos iguales y nada valemos. Nunca. Nada.

Son las 4:26 de la mañana...
... Y una pila de hojas tatuadas me observan desde el escritorio transparente, a la espera de mis manos, con sed de mi concentración. Sus palabras se deslizan, se caen y no son nada: no son nada porque no las leo. El libro de un escritor no es libro hasta que alguien lo lee, ajeno, que inventa su propio mundo cuando desliza sus páginas y que lo destruye cuando toca un punto que es diferente a los demás. Pero antes, es solo materia inmunda, no inmaculada, inservible por no ser conocida. ¿Qué importa que haya infinidad de escritos si nadie los lee? Pues, no tienen valor, nada valen. Nunca. Nada.

Son las 4:32 de la mañana...
... Y mis pensamientos se detienen, se congelan y caen haciéndose añicos en la oscuridad para ser olvidados. La luz es demasiado alta para alcanzarla, demasiado líquida para asirla, demasiado brumosa para penetrarla: ideas que entran en ella son las que valen. Pero, ¿Para quién? Solo para mi, no valen para los demás, los demás las olvidan o recurren a escritos para recordarlas, solo de vez en cuando, se pierden, se violentan, se acaba su esencia, mueren en el mismo punto de partida. Entonces, mis ideas no valen, se hacen aire y escapan, yo muero, ellas mueren, su compresión y legitimidad. Ya no valen, nada de valor tienen, no lo harán nunca. Nunca. Nada.

Son las 4:38 de a mañana...
... Y siento que no puedo seguir, que respiro, que pienso que... mis ideas son un tormento, la incoherencia me invade; pero, ¿Quién dijo que lo que pensamos tiene sentido? ¿Sentido de qué? Nada tiene sentido y eso es lo que más sentido tiene para mí. No, una multitud de corrientes que se entrecruzan, chocan, explotan y se mezclan... tantas en una. Nada tiene sentido. Nunca. Nada.

Son las 4:43 de la mañana...
... Y ya no pienso. Nunca. Nada.