jueves, 27 de agosto de 2009

Muerte.


¿Cuándo, realmente, muere una persona?

Cuando expira su último suspiro: una muerte que lleva al adormecimiento eterno en cuerpo y también en alma, pero... ¿También fallece el espíritu? No, el espíritu permanece en la consciencia de quienes le amaron o valoraron su corta existencia, si solo era un pobre diablo del montón, y se va diluyendo lentamente con el correr de generaciones venideras, que observan al futuro y poco les interesa el pasado si están vivos. En cambio, si fue alguien que tuvo la suerte de tener un "renombre"en la sociedad, un estudioso, un científico, hasta un condenado famoso, es recordado, por todos, a pesar de que a veces su trabajo como persona halla sido un verdadero asco o, como ser humano, poco halla evolucionado y solo mostrara una cara sonriente en su dualidad de personalidades falsas: aparentan el ser que nos dan a conocer y, como polillas acercándonos al la luz extasiante del fuego, nosotros caemos en ese engaño y nos absorvemos en sus falacias. Es una pena que personas tan miserables merezcan ser recordadas, pero es la historia. Y también da rencor que otros que tuvieron quizá una existencia pequeña o poco sobresaliente y, sin embargo, tuvieran mejores medios e intenciones en sus vidas, desaparezcan de la faz de la tierra sin pena ni gloria, mas que la de sus seres más cercanos, que al poco andar, también lo olvidan, porque no existe el amor incondicional en esta época, que es casi una quimera renegada al olvido en práctica, usada en palabras para mantener callado el engaño. Como dan ganas de destruir a los malditos ignorantes que son capaces de darles pases a los entes que en verdad son unos desgraciados en esta vida y que muestran el lado amable de una vida cargada de mentiras y oscuridad, crueldades que nunca salen a la luz o que son bañadas por hazañas de lo más burlescas en este mundo. Juzguen ustedes quienes merecen estar ocupando nuestras consciencias.
Si, yo también considero que una persona en verdad fallece cuando se consume su espíritu y se pierde en lo espeso de esta jungla actual, de esta vida sin finalidad aparente más que el vivir al día y rumiar engaños y derrotas de esta pueril existencia, como un verdadero zombie. Por ello mismo, creo que existen dos tipos de muerte: la psicológica y la fisiológica. La primera es la más intrigante, morir pero seguir caminando por el mundo sin sentido o, ser inmortal, a pesar de que nuestro cadáver halla sido consumido por las fauces de la tierra.
Es triste que siempre ocurra lo mismo, que todo de vueltas y vueltas y no haya un sentido: quizá todos queremos ser inmortales y no morirnos, de cualquiera de las dos formas... pero es más probable que la finalidad de todo esto solo sea el término de nuestro ser, que solo se consuma cuando las ya antes mencionadas se unen y no dejan mas rastro que nuestros suspiros confundidos en el viento: una Muerte Verdadera... ¿Cómo el principio del fin?

jueves, 11 de junio de 2009

Lean y reflexionen...

Inexistente, tal cual fantasma, caminaba él por el oscuro camino del tiempo eterno del mundo cruel en que le tocó vivir "¿Cuál es mi pecado? ¿Que hice para merecer algo como esto?" Sin embargo, por más fuerte que profiriera esas escalofriantes palabras cargadas de dolor, nadie le oía y menos aún, respuestas le llegaban. Observó como todos hacían sus vidas idénticas, como máquinas a las que crearon para que fueran todas iguales, solo produjeran, esclavas del tiempo y de sí mismas, viviendo ciegamente en un lugar tan oscuro como la tierra que él también pisaba... no quería convertirse en uno de ellos, luchaba por ser distinto, por sentirse único y no ser tragado por el correr de los días, por la rutina amenazante que a todos esclavizaba. Y fue por ello, que comenzó a plantearse preguntas con frases tan desgarradoras, porque estaba solo. Él pensó "En verdad esto podré hacerlo solo, no necesito de nadie ni de nada que me guíe o me acompañe, esta es una travesía fácil, puedo destacar y no importa que reconozcan que no pertenezco a su rebaño de ovejas que solo se encaminan al matadero y no tratan de ver más allá de lo que solo necesitan para sobrevivir..." Y comenzó, pero el camino le era difícil, siniestro, fatuo y mentiroso, correr al bosque de la duda y refugiarse de lobos que atormentan al que trata de huir de lo cotidiano; entonces, empezó a ver el futuro oscuro que le deparaba, el haz de luz solo se observaba en su máxima discreción, detrás de esa senda tan nublada como la mente de quienes jamás se atrevieron a pisarla.
Se planteó regresar y ser uno más, estuvo a punto de hacerlo incontables veces, pero siempre veía como los otros vivían en su mundo de sueños y pesadillas, lugar onírico cruel que, junto al camino que emprendía hacia la luz, dio cuenta que eran iguales... pero había una pequeña y dichosa diferencia: uno llevaba solo a la muerte pútrida y nefasta de un ser que jamás se dedicó a existir, el otro le guiaba a un lugar más allá de la muerte, dejando vestigios únicos de su ente... podía ser algo más y tocar las estrellas. Y proseguía en su rengueo incesante "¡Qué difícil es estar solo! Sin un apoyo al que dirigirse en busca de ayuda"
Triste y tormentoso, veía lejano su objetivo, pasando por estados de angustia y ansiedad, de desesperación y debilidad. Estando ya en una de sus peores crisis, cuando ya no podía luchar contra el dolor de la soledad, vislumbró a alguien a lo lejos, ser que también lloraba semi destruido por el trabajo. "Otro más... ¿Hay alguien más acá por su propia cuenta? ¿O solo perdió camino al rebaño, sufriendo un desvarío?" Se acercó, temeroso y tejiendo miles de preguntas en su sopesada mente y ahí le vio, con sus ropas y piel rasgada, sangrante y con hematomas cubriendo sus manos. Con un hilo de voz, llamó la atención del otro "Disculpa..." a lo que recibió una mirada asustada y vacía "¿Puedo ayudarte?" El joven solo atinó a extender sus manos hacía él, sin proferir palabra alguna, pero sus ojos suplicantes le contestaron su cuestionamiento. Lo ayudó a incorporarse, reinando el silencio como único testigo, y con agua, limpió sus heridas. Solo después de aquello, el otro atinó a hablar "Me había rendido..." "¿Rendido a qué?" "¿Acaso no vas por lo mismo que yo? A alcanzarla..." Sonrió todo lo que pudo. Fue así entonces como él también logró curvar sus labios, por respuesta. No estaba solo en esto... el camino es ácido, la meta es gloriosa y alguien también se atrevió a confrontarlo y, como él, estuvo a punto de rendirse "Prosigamos" Ambos se levantaron y continuaron la senda, la cual ya no se veía tan oscura y nefasta: si alguien caía, el otro lo levantaba; si alguien dudaba, el otro lo animaba... había alguien.
Así, nos preguntamos ¿Cuántos se habrán rendido? ¿Cuántos se habrán regresado a pastar como los demás o simplemente murió en el intento? Este es el camino del que desea conocer, y muchos lo comienzan, pero algunos jamás lo acaban porque le temen a la soledad o al destino. ¿Acaso no siempre hay alguien? Dichoso aquel que logra descubrirlo y continuar, como estos dos amigos.

martes, 19 de mayo de 2009

El Arte de Escribir y la Evolución del Humano

Escribir es como plasmar parte del Espíritu en un trozo de papel... trozo de papel que deja de serlo al momento en que el lápiz comienza a rasgar sobre él, dejando hálitos de vida, restos de memorias o ideas vagas, que se terminan transformando en grandes Best-sellers, en autobiografías o simplemente en escritos superfluos que son capaces de contener al ser del autor que se da el lujo de iniciar una verdadera metamorfosis en aquella hoja tan común antes. Es entonces cuando una verdadera parte del Espíritu sale al mundo y deja testimonio, inmiscuyéndose en cada lector que es capaz de manipularlo, de entenderlo, de asimilarlo; formándose una verdadera cadena histórica a través de la opinión, una línea que jamás se ha roto, desde que nuestros ancestros tomaron un papiro, una tabla, madera o metal y marcaron en él haciéndolo tal cual testimonio de sus vivencias, dejando también parte de su ser a los demás, quienes lo tomaron y luego, escribieron repitiendo retazos de aquel escrito aún si querer hacerlo, aún sin querer mencionarlo, pero no pudiendo negar que ese vestigio ha formado parte de su ser. Así es como se forman las personas: Su vida y espíritu es evidencia de cada ser humano que se ha dedicado a transmitir, quizá no públicamente, aquella parte de su ente durante años. No es necesario que el lector saque a relucir algún manuscrito importante, pero solo vale su palabra hacia otro asiduo a las letras para que le otorgue parte de él y lograr que aquella cadena jamás se rompa.
Miles de vidas y memorias se mezclan en nuestro pensamiento y espíritu, a las que se le agregan las nuestras propias, de forma subjetiva, creándonos y haciéndonos existir en este mundo, ser parte de la historia de la humanidad, quizá no tan oficial ni objetiva, pero si cultora de la existencia de la persona y no del ser humano.
El que nunca lee, nunca crece y se mantiene al margen de esta cadena infinita, solo logran ser humanos menores de edad que oyen a otros y se cubren de opiniones ajenas, pero que no son capaces de formarse a sí mismos, de agregar su propio matiz al mundo. Es por ello que se oyen tan vacíos cuando se expresan, porque en el fondo jamás se muestran como son realmente, sino que se dejan llevan por convicciones ajenas: Finalmente, son uno más del montón. Y es por eso que el lector sobresale, pues son receptores de seres ajenos y los juzgan, lo discuten, lo comparten, dándoles un matiz único en su especie, el ingrediente de sus palabras y existencia, transformándolo en aquella palabra tan compleja llamada Opinión, porque el que posee opinión es lector, el que es lector es único, el que es único es creador... Y el que crea es historia viviente, huella fresca de los años, señor de las ideas, mentor de nuevos mundos, ser en el espacio y tiempo de la existencia eterna del humano, el humano que al fin evoluciona a persona.